Cómo aprender las letras y disfrutar en el intento

María de la E

El «ABC» es el sinónimo del «siempre lo mismo» hasta que irrumpen los abecedarios y en su desfile casi militar demuestran que no es igual: El ABC hasta la Z se estira, se hincha, se esconde, se atrinchera y se disfraza entre animales, circos, barcos de vela, inventando con ello canciones, rimas e imágenes siempre nuevas. Ahí va mi primera recopilación de abecedarios -género en sí mismo y que me encanta- para disfrutar con tus hijos (o sin ellos). Tómate cada libro como una guía de viaje con sus paradas. Verás que quien dice aprender, dice disfrutar e incluso crear y jugar.

Letra a letra, de Angels Navarro y Eva Sans Rivera (Combel) Si alguien sabe lo importante que es el juego para un niño ella es la psicóloga Angels Navarro, especializada en terapia a partir del juego y creadora de libros para niños y adultos que no dejan dormir a nuestros cerebros. Este es uno de ellos, más que un libro, la suma de actividades de percepción, imaginación, observación y puesta en marcha del lenguaje con las que aprender sí o sí, y con sonrisa, cada una de las letras. Muy recomendable. Pondréis el libro de vuelta y media, tirando de él e incluso doblándolo. Genial.

ABC, de Xabier Deneux (Editorial Combel). María Montessori siempre hizo hincapié en la necesidad de estimular todos nuestros sentidos en el proceso de aprendizaje. Y en este libro Deneux nos invita a aprender las letras con la vista pero también con el tacto. En su línea maestra, las dobles páginas encajan entre sí a través del relieve, el vaciado, el hueco, la estructura… Y sobre esa topografía, las yemas de los dedos del niño van recorriendo las formas características de cada letra. Impacta el uso del color, la belleza y simplicidad de las imágenes, la suavidad del libro. Para mí es un libro de coleccionista y con eso digo mucho. Pero tiene un inconveniente (o no). Cada letra describe un objeto en inglés. Aunque luego esté traducido al español, a veces la primera letra no coincide, claro, y puede ser confuso al principio. Si tu hijo está inmerso en el bilingüismo, es un libro ideal.

 

Aurelio, de Antonio Rubio y Federico Fernández (Kalandraka). Es una deliciosa aproximación al abecedario con las posibilidades que ofrecen las vocales: pequeñas imágenes poéticas y divertidas, que inspiran al juego, inventando nuevos versos que empiecen con la A y acaben con la U.

ABC,  de Marion Bataille (Kókinos). Otro libro de coleccionista. Insinuación, tensión, sorpresa…¿Arte, ingeniería? Cuidadísimo libro pop up, ya un clásico. Ahí lo dejo…

 

Hasta el infinito, de Kveta Pacovska (Kalandraka). Puedo decir que se trata de un verdadero libro de artista. Sí, otro de colección. Dentro de una encuadernación, cosida al hilo, con sobrecubierta plástica, se abre el libro como un teatro de títeres: van desfilando las letras y los números, y rebotan con su eco y sus colores en nuestras emociones. Es un auténtico collage Pacovska, para mí ya se ha ganado nombre propio, entre dibujos, desplegables, brillos y troqueles. Tiene mil y una forma de aproximación y una seducción ilimitada. La imagen destacada del post es suya.

Carnavalfabeto, de Ghislaine Roman y Tom Schamp (unaLuna). Si tuviera que elegir un alfabeto por imaginativo me quedaría con éste. Se trata de frases de una línea sencillas y divertidas, que juegan con la forma de las letras y que alzan el telón a unas ilustraciones llenas de «silencio, cámara, acción». Sí, se revelan como escenas de cine o de teatro, pequeños gags de circo, conciertos, sueños y mundos que tienen la cabeza en los pies y en las nubes, los cordones. Es una auténtico carnaval de escenas, una fiesta multicolor, donde ver, buscar y rebuscar las letras que andan por doquier pero no de cualquier manera.

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ABC, mi primer abecedario animado, de Alain Crozon (SM). Van apareciendo las letras con una adivinanza: qué animal veo veo que vive en… , que come…que empieza por la letra…. No es un libro de coleccionista….nooooooo….pero al final, no nos engañemos, mientras los mayores sigamos fascinados con Pacovska, nuestros hijos volverán una y otra vez a este mi primer abecedario, como locos de saberse las respuestas.

ABCdario, de Antonio Ventura y Noemí Villamuza (Nórdica). Ventura +Villamuza+ Nórdica= la cosa solo puede salir bien. Para mi es un libro al que debería acompañar el silencio. Es la expresión gráfica bien hecha, sin aditivos, lo que significa nutrir un enorme potencial expresivo con sencillez. Ea. Me chifla ella. Me sugiere mucho él. Maravillosas imágenes para la fantasía. Grandes excusas para presentar un abecedario y maravilloso trabajo cocinado a fuego lento. 

Abecedario fantástico de Patam el elefante, de Montse Gisbert (Tándem edicions). Juega como casi todos los abecedarios a construir escenas destacando cada letra del abecedario. Me gusta su sencillez. El personaje es entrañable, la ilustración es sencilla y las escenas que presenta tienen un toque divertido.

Abecedario pop-up de animales salvajes, de Michael Haines Partnership (McMillan). Todavía no he conocido a un niño al que no le gusten los animales y que no se sienta fascinado por el poder de los libros pop up. Si a esto, le sumas las letras como excusa, es un trabajo redondo.

ABeCeBiChos, de Daniel Nesquens e ilustraciones de Jacobo Muñiz. (Anaya). Los profesores Nemo Calypso y Nautilus Coustea irán conociendo contigo unos animales sorprendentes: conejos carteros que comen caramelos de color café, delfines dentudos que danzan disfrazados, elegantes elefantes o koalas karatekas keniatas… Las ilustraciones de técnica supermixta hacen realidad ese universo de humor absurdo, que, por muy loco que parezca, va presentando letra a letra con calma y por su orden. Además, en cada doble página hay un reto: encontrar animales y objetos que empiezan con la letra que corresponda.

¡Hasta la próxima remesa!


 

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